Las caras detrás de los créditos: Esteban Roca

Si trabajas o colaboras en peluquería creativa, o sencillamente admiras este mundo y lees nuestra revista, habrás visto cientos de veces el nombre de Esteban Roca y probablemente reconocerás sus fotografías. Imágenes de él mismo, eso sí, son más difíciles de encontrar (se sabe que, en casa del herrero…).

Por eso hemos querido ponerle cara y darle voz a Esteban Roca, sacarle de los créditos para ponerle a él frente al foco. Y nos ha contado tantas cosas y curiosidades que, no sabemos qué pensará él, pero en nuestra opinión, debería hacerlo más a menudo. Lectura imperdible.

Entrevista a Esteban Roca

Pregunta- Esteban, eres uno de los nombres más habituales de las colecciones de peluquería creativa. ¿Cuánto tiempo llevas en este sector?

Respuesta- En el mundo de la fotografía llevo desde los 17 años, en el sector de la fotografía de peluquería llevo exactamente desde el 2010. Fue entonces cuando Sita Navarro, de La más divina, que en aquel tiempo trabajaba para Toni&Guy Valencia, me pidió hacer lo que sería mi primera colección para el Club Fígaro. Desde entonces me sumergí en la peluquería hasta enamorarme de ella.

“Para hacer una colección no hay que ser un experto, solo tener ganas de disfrutar y triunfar. Porque esto le descubre al profesional la parte más creativa de su profesión”

P.- ¿Alguna colección en la que te haya gustado especialmente trabajar, o algún trabajo del que tengas un recuerdo especial?

R.- La primera vez que hice novias con Raquel Saiz. Ella venía a Valencia buscando nuestro sol y pasó algo que raramente vemos aquí. El shooting fue en un palacete del siglo XV, propiedad de una familia de nobles de la zona. Teníamos un palacio solo para nosotros; así, como suena. Esto ya lo hacía especial. Pero lo mejor es que ese día amaneció con una niebla brutal, densa y muy exagerada, que nos brindó la oportunidad de captar a las novias como si estuviéramos en un país del norte. Con una atmósfera mágica. Disfrutamos muchísimo.

Guardo con mucho cariño sesiones de las cuales nos hemos ido con pena de separarnos de los clientes de lo bien que lo hemos pasado; por ejemplo, una con música techno y botellas de vino de por medio con el gran José Urrutia. Menudos bailes nos pegamos… En moda he tenido también suerte de estar en producciones que te dejan huella. Casi siempre en palacios o localizaciones bonitas, ya que soy un amante del arte.

P.- Aunque creo que también haces otro tipo de trabajos, como editoriales de moda o publicidad, tu actividad principal es en la peluquería. ¿Por qué este sector? ¿Hay trabajo aquí más allá de las colecciones?

R.- Sí, efectivamente, hago moda, publicidad y peluquería. También hago fotografía artística para proyectos personales. Normalmente los fotógrafos estudian imagen y sonido, que se basa más en los aspectos técnicos de la fotografía. Yo empecé como auxiliar de fotografía en Estudio 21, de Alzira, hace 23 años; y allí hacíamos foto industrial en analógico, así que aprendí el arte de la iluminación.

Posteriormente estudié Fotografía artística durante tres años, haciendo el TFG en Japón. Fran Llobat, un genio, me animó con la moda y la peluquería. Entonces emprendí el camino.

El porqué de este sector es fácil: combina arte, disciplina, técnica e iluminación, así que me siento realizado. A veces me apetece estudiar peluquería para poder realizar mejor mi trabajo mimetizándome con los hairstars. De la moda me seduce la parte artística y más editorial, pero lamentablemente esta no da de comer porque está muy solicitada. Pero hago mucho ecommerce y campañas. Las últimas para Ungaro Paris Underwear y Azzaro.

Tuluz – Sara Piera
Fotografía: Esteban Roca

P.- ¿Crees que tienes un estilo definido? ¿Qué te gusta, qué te atrae, qué intentas capturar?

R.- Absolutamente. De hecho, me encanta cuando, sin saber que he hecho yo la foto, me dicen: “se nota que es tuya”. Adoro lo estético y no le doy tanta importancia a lo técnico, no me importa que el histograma no sea perfecto si la foto me gusta.

Soy fan de lo icónico, de un blanco y negro bonito y de las fotos producidas.

Me refiero a que se note que hay un trabajo detrás de la imagen, una preocupación por la estética, un maquillaje adecuado. Que tenga una pincelada referencial de moda, pero sin olvidar que aquí vendemos cabello, no ropa. Me gusta lo sofisticado y lo sensual. No puedo evitarlo, compré mi primer Vogue con 9 años, así que la “hipervisualización” hace que mis fotos sean muy estéticas.

P.- Vemos que trabajas a menudo con Salones Carlos Valiente. ¿Por qué? ¿Con qué otros peluqueros sueles trabajar?

R.- Pues fácil: Carlos y yo somos del mismo pueblo, Alzira. Nos conocemos desde pequeños, hemos trabajado juntos en una empresa de packaging antes de dedicarnos a la fotografía y a la peluquería. La historia fue tal que un día, en un “cercanías” de camino a Valencia, nos sentamos juntos, y lo típico: “Ey, tío, ¿dónde vas?” Ahí descubrimos que él estaba terminando sus estudios de peluquería y yo estaba empezando a hacer colecciones, así que rápidamente me dijo: “¡Yo quiero hacer una colección!” Y, a fecha de hoy, ya llevamos sesenta colecciones hechas, ¡una locura!

Además de él, tengo la suerte de trabajar con muchos artistas que me hacen amar esto: Raquel Saiz, la dulzura y el romanticismo hecha profesional, flipo con su técnica y con sus novias; y por supuesto Uli [Ulises Mesa], con su precisión de corte absolutamente perfecta y sus cascos de música.

Christian Ríos; somos iguales, pero él en peluquero y yo en fotógrafo, tan solo decir una palabra y coincidimos en todo. Manuel Ferreres, ¡un crack en la visión más ‘moda’ de la peluquería! Landry Agres, l’enfant terrible, visionario con toques británicos, purista y perfeccionista… Me lo paso bomba con él.

Las vanguardias maravillosas de Juan Ayoso; el amor por la colorimetría y el cuidado del cabello de Rafa Monzó, Almudena Martin o Asunción Torres. La mano con más precisión que conozco del fantástico Daniel Gallego; Gustavo Pardo, Toni Espigares. ¡La magnifica visión de Felicitas Ordás, una mujer que consigue todo lo que se propone! Sita Zoroa, ¡in love con su rollazo! Cada año se suman más profesionales y van cambiando la lista; todos suman porque me encanta ver cómo trabajan, las técnicas, etc.

“No creo que sea difícil para nuevas generaciones entrar en este sector, pero hay que tener clara una cosa: fotografiar cabello implica entender de cabello. Para mí, es la clave”

P.- También trabajas habitualmente con el maquillador Nacho Sanz. ¿Siempre trabajáis juntos? ¿Con qué otros profesionales (más allá del peluquero) sueles formar equipo?

R.- ¡Si! Trabajo con The Glam School, que está formada por Nacho Sanz y Cristina García, con ellos llevo mucho tiempo. La unión viene de haber compartido los 2000 en el mismo entorno; crecimos viviendo la noche valenciana y posteriormente nos ayudamos en nuestros comienzos para llegar a donde estamos. Nos hemos habituado a trabajar juntos, nos entendemos, y sobre todo, amenizamos las sesiones con monólogos de historias pasadas.

En el tema maquillaje últimamente curro con Josep López Martí, que es un estudiante fruto de la escuela de Cris y Nacho. Además, he coincidido con muchos maquilladores maravillosos. En estilismo he trabajado con mucha gente, aunque he de admitir que las nuevas generaciones vienen pisando fuerte; Aída Roca me tiene enamorado con su frescura y versatilidad. Puro talento.

P.- Antes decías que recuerdas con un cariño especial la primera colección de novias que hiciste con Raquel Saiz porque fue muy diferente e inusual. Como esta es una especialidad tan importante en la peluquería, queríamos preguntarte: ¿crees que en el sector nupcial deberíamos arriesgar un poco más? ¿Qué te gusta o te gustaría ver?

R.- ¡Claro que sí! Hay que arriesgar siempre y ofrecer la visión que tiene cada profesional de su «novia perfecta». Hay mil versiones de novia en el día a día: más minimal, moderna, románticas empedernidas e incluso rockeras.¿Por qué no ofrecerles variedad?

Lo que me gustaría ver en el sector nupcial es más riesgo, menos tópicos. Me gustaría ver propuestas diferentes, ¿por qué no una novia con un corte «clavicut» en rosa cuarzo o un efecto wet? Utilizar complementos más allá de las perlas o las flores. En definitiva, que cada novia sepa que es libre de ser la novia que siempre soñó ser; y para eso tenemos profesionales que tienen un talento asombroso para ayudarles.

P.- En los créditos de las colecciones más top siempre solemos ver los mismos nombres (fotógrafos, diseñadores, maquilladores). ¿Por qué? ¿Crees que hay un poco de endogamia?, ¿es difícil entrar para otros profesionales?

R.- Yo creo que no. Al igual que en moda o en social solemos tener unos nombres fichados, creo que decidir dedicarte al mundo de la fotografía de peluquería hace que normalmente siempre seamos los mismos. No hay más misterio.

No creo que sea difícil para nuevas generaciones, pero hay que tener clara una cosa: fotografiar cabello implica entender de cabello. Para mí, es la clave.

“Hay mil versiones de novia en el día a día: más minimal, modernas, románticas empedernidas e incluso rockeras. ¿Por qué no ofrecerles variedad?”

P.- Y, al ser pocos, ¿hay competitividad entre profesionales/ equipos?

R.- Esta pregunta me encanta. Bajo mi punto de vista, no. Porque cada uno tiene su rollo y suele estar muy marcado. Creo que habría competitividad si hiciéramos todos lo mismo, como suele pasar en la moda comercial. Al menos es como lo vivo yo, también es verdad que yo me considero más artista que fotógrafo, y sí, lo digo. Así que por esto lo mismo no me entero de la competencia. Para que me entiendas: contratar a Esteban Roca es más una experiencia que un trabajo. Cuando acabas una sesión con mi equipo tienes morriña y, sobre todo, te duele la mandíbula de reírte.

P.- ¿Es difícil para un peluquero más nobel o más desconocido hacer colecciones? O, al menos, hacer colecciones a este nivel, con un gran equipo técnico. ¿Qué le dirías a alguien que quiere iniciarse en este mundo?

R.- No, en absoluto. Un peluquero que no ha hecho nunca colecciones tan solo debe confiar en profesionales del sector que le guíen y les muestren que, si están capacitados para hacer creaciones en salón, pueden acceder a este mundo sin problemas. En mi caso, me gusta coger de la mano al profesional hasta llegar a su meta: les ayudo con modelos, vestuario, maquilladores y, por supuesto, les explico tendencias en fotografía de peluquería, incluso me meto en el tema de pelo, les paso referencias, etc.

Así que para nada hay que ser un experto, solo tener ganas de disfrutar y triunfar. Porque recordemos que hacer colecciones le descubre al profesional la parte más creativa de su profesión.

P.- Nos encanta pediros recomendaciones. ¿Alguien a quien admires (peluqueros, fotógrafos, nacionales, internacionales) y a quien debamos seguir la pista?

R.- Admiro a los mismos que todo el mundo, ya sabéis, es abrir el carrete del iPhone y tenemos todos las mismas colecciones guardadas. En mi caso, para peluquería comercial soy mas francés; para tendencia y vanguardia sigo más a los británicos. Mi fotógrafo favorito es Bruce Weber, tiene un aura que me tranquiliza. Mert Alas y Marcus Piggott son la bomba y, para rollo fotografía pictórica y con historia, Tim Walker. Creo que Schiaparelli es un antes y después en la moda y me parece lo más.

No perdería de vista a instagrammers que marcan la tendencia de hoy en día, como Sita Abellán, por ejemplo; y, por supuesto, Samantha Hudson, que es la próxima Anna Wintour pero en versión más trash luxury.

estebanroca
Fotografía: Esteban Roca

P.- ¿Alguien con quien te gustaría trabajar; algún proyecto que te gustaría llevar a cabo?

R.- Ya que soy muy meticuloso y perfeccionista, me gustaría “deconstruirme” y hacer cosas que no estoy acostumbrado a hacer, menos icónicas y más “random”. Me encantaría hacer fotografía de producto otra vez. Me apetece captar más emoción que belleza.

  • Un lugar: Versailles.
  • Una firma: Versace.
  • Modelo: cualquier top de los 90.
  • Diseñador: John Galliano.
  • Maquillador/a: Path Macgrath.
  • Peluquero/a: cualquier profesional que ame lo que hace y me despierte interés y curiosidad. Quizás seas tú.

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